DECLARACIÓN
No, no hay muerte.
Ni esta piedra está muerta,
ni muerto está el fruto que cayó:
les da vida el abrazo de mis dedos,
respiran la cadencia de mi sangre,
del aliento que los rozó.
También un día, cuando esta mano se seque,
en la memoria de otra mano perdurará,
como calladamente guardará la boca
el sabor de las bocas que besó.
No, no hay muerte.
Ni esta piedra está muerta,
ni muerto está el fruto que cayó:
les da vida el abrazo de mis dedos,
respiran la cadencia de mi sangre,
del aliento que los rozó.
También un día, cuando esta mano se seque,
en la memoria de otra mano perdurará,
como calladamente guardará la boca
el sabor de las bocas que besó.
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"No se puede ser más luchador, siendo tan pacifico", descanse en paz uno de los grandes.